Soy Vincent, tengo 15 años y dentro de mi programa de estudios del Colegio Alemán estoy realizando un periodo de prácticas en la agencia de traducciones TRIDIOM que me permita acercarme a la realidad laboral de una agencia de traducción. Como parte de las tareas que he podido desempeñar estas semanas, me han invitado a escribir y publicar mi propia entrada en el blog de la agencia, y dada mi experiencia en diferentes sistemas educativos he decidido dedicarlo a comemtar mi experiencia.
La adolescencia es un etapa en la que solemos perder el interés en general por ciertas cosas, especialmente cualquier tema que concierna al ámbito de los estudios. Tal vez se deba a la mala planificación de la educación en los colegios españoles, la cual se sitúa en torno al puesto no. 137 de los principales rankings sobre sistemas de educación a nivel internacional. ¿Pero, qué es lo que falla en comparación a otros sistemas, como el alemán o el japonés, que están en los puestos más altos de los rankings de educación.
Una característica que se puede destacar en el sistema educativo español, es la constante repetición de un tema. En los exámenes de matemáticas que tuve en primaria, tenía que hacer 16 sumas para demostrar que sabía sumar. Esto, a priori crea en el estudiante un grado de aburrimiento que genera a su vez desdén hacia el estudio, y más grave aún, impide tener salidas creativas ante un problema, que se salga de lo habitual. Dicho de otro modo, esta forma de educación mecaniza al estudiante, que imposibilita la capacidad crítica y desarrolla una actitud de sumisión y de obediencia. Claramente, es un aspecto que se debería mejorar, el cual el sistema alemán tiene constantemente en cuenta. Desde pequeños, el alumno aprende a trabajar en tres ámbitos: la descripción o explicación, el desarrollo o realización, y la crítica. Por lo tanto, el alumno alemán aprende ya desde pequeño a dar su punto de vista, aspecto que podría ser muy eficiente en su futuro. Comparando ambos sistemas educativos, se podría decir que en la mayoría de los colegios españoles sólo se practica una de las fases.
Además, en la mayoría de los institutos españoles, el temario que entra en los exámenes puede llegar a ser muy abundante, y me refiero a 3-4 temas por examen. Esto, junto a que la mayoría de la gente empieza a estudiar a última hora, genera en el estudiante una dejadez con el estudio, debido prioritariamente al aburrimiento que les supone estudiarse medio libro. Asimismo, el hecho de que el planteamiento del examen es bastante teórico, el alumno estudia de memoria sin comprender el “por qué” de las cosas, lo que hace por supuesto olvidar el temario después de la evaluación. Sin embargo, en los colegios alemanes, el tipo de ejercicio es poner en práctica lo que se ha estudiado para demostrar si el estudiante ha comprendido bien el temario. En algunas asignaturas como biología o matemáticas se permite llevar un “chuleta” del temario al examen, para que el alumno aprenda más a aplicar que a reproducir de memoria. Por otra parte, el temario de los exámenes es ínfimo. Pocas veces llega a los 2 temas por examen. Lo que sí se hace en el sistema alemán es poner regularmente pequeños test, que ayudan al estudiante a estar al día sobre el temario, pero tampoco le coge asco al estudio debido al poco temario que supone estudiar para un test.
Volviendo al tema de que el alumno debe aprender a expresar sus ideas, un factor esencial que ayuda a este propósito, y que no es común en los institutos españoles, es la denominada “nota oral”. En esta calificación se evalúa al alumno dependiendo de su desempeño en clases, es decir, la frecuencia de su participación y la calidad de esta. Tal nota ayuda al alumno a comprender que es positivo dar su punto de vista, y aprende a la vez a cómo expresarse debidamente. Las clases se convierten más amenas, ya que no es sólo el sermón del profesor, sino también puedes contribuir en ideas y debatir con tus compañeros sobre cualquier tema. Este último punto es importante para aprender a respetar tanto al profesor como a los compañeros y por lo tanto poder expresar tus ideas más civilizadamente. El sistema español, desgraciadamente no ha inculcado tal forma de manifestar tus ideas estos últimos años, un dato que se puede ver reflejado, por ejemplo y en el caso más extremo, en las tertulias televisivas, en las cuales los integrantes se interrumpen a gritos unos a otros constantemente. Poco a poco, el sistema educativo español está mejorando y en algunos colegios empiezan ofrecer actividades de debate en sus extraescolares.
Por otra parte, creo que se debería inculcar valores en los alumnos, en las cuales se aprenda a respetar al compañero para poder desarrollar una conducta de cooperación a la hora de trabajar, además de la disciplina necesaria en un trabajo de equipo y el saber respetar las normas de una civilización. Esto ahorraría muchos casos de bullying y vandalismo en los colegios españoles. Dicha forma de enseñar es característica del sistema japonés que integra esta ética en el alumno ya desde muy pequeño y que debería ser ejemplo para otras formas de educación. Además, en los colegios japoneses, no sólo se estudia en el colegio sino también se fomenta la creatividad y el interés del alumno mediante los clubes extracurriculares obligatorios. Aun siendo exigido pertenecer a un club, es el alumno el que propone crear un club y no el colegio, con lo cual hay una gran variedad temática que no desilusiona al alumno.
Otro motivo que coloca a España en los puestos más bajos de educación es la falta de enseñanza de idiomas. En la mayoría de los institutos se aprende inglés en un nivel muy básico, lo cual imposibilita la comunicación con el extranjero y limita mucho a la gente a nivel internacional. En un mundo lleno de tecnologías que interconectan a los diferentes países, es necesario al menos poder expresarse de forma comprensible en inglés para poder tener más posibilidades laborales.
En conclusión, es obvio que hay que mejorar bastantes aspectos de nuestra educación. Es importante saber qué es lo que falla en nuestro sistema y tal vez se podría copiar algunas ideas de sistemas más exitosos, aunque sin olvidar las características positivas del español. También se podría prestar más atención a nuestra riqueza cultural y lingüística para fomentar en el alumno una ideología más abierta sobre otras culturas.