Aunque parezca otro nuevo término relacionado con las nuevas tecnologías como “selfie” o “spoiler”, la verdad es que los conlangers son casi tan antiguos como el propio cine. Y es que el término hace referencia a los creadores de idiomas ficticios utilizados en cine y televisión, que en ocasiones tiene su propia gramática y normas de traducción.
Como precursor podríamos citar El Gran Dictador (1940), donde a fin de satirizar el nazismo alemán, Charlie Chaplin inventó un país de ficción llamado Tomania, que contaba con su propio idioma inventado, con un sonido similar al alemán.
Los colangers también llegaron a la televisión, así programas como Danger Man (1960-1968), para poder usar países soviéticos como telón de fondo, usaron nombres que sonaban como países soviéticos con diálogos inventados que sonaban a eslavo. Aún así, todavía era algo inaudito crear un lenguaje entero para una raza de personas ficticia.
No fue hasta la serie Land of the Lost (1947-76), que llamaron a la lingüista Victoria Fromkin para crear un lenguaje para la gente Pakuni, una mezcla entre humano y primate. Fromkin desarrolló una gramática más o menos completa, cerca de 200 palabras y se convirtió así en la primera colanger oficial.
Sin embargo, el impacto masivo de un idioma ficticio no llegó hasta Star Trek III: En busca de Spock (1984), donde Marc Okrand fue contratado para crear un lenguaje que los Klingons pudieran hablar en el filme.
El idioma Klingon fue diseñado con un orden de palabras tipo Objeto-Verbo-Sujeto para hacerlo menos intuitivo y darle un aspecto más alienígena, y su influencia ha llegado hasta la creación del Klingon Language Institute (KLI), una asociación de aficionados al lenguaje Klingon que promueve el conocimiento de este particular idioma y dicta sus normas de fonética y traducción.
Después de Star Trek, varias películas y series de televisión empezaron a experimentar con lenguajes creados o construidos, como el lenguaje krakozhiano en La Terminal (2004), y el algo más desarrollado lenguaje Ku de La Intérprete (2005). La siguiente producción de larga escala en usar un idioma inventado fue la trilogía de El señor de los anillos (2001-03). La fuerte determinación de Peter Jackson a ser tan fiel como le fuera posible a los libros de J. R. R. Tolkien, le llevó a desarrollar e incluir el lenguaje de la Tierra Media en sus superproducciones.
Fue el éxito de El señor de los anillos lo que hizo que los productores de Hollywood creyeran que existía un mercado potencial para los lenguajes creados en el cine, tras lo cual llegó Avatar (2009). Avatar no sólo presentó un lenguaje creado en su totalidad (el Na’vi de Paul Frommer), sino que la película fue la más taquillera de la historia.
Tal relevancia tomaron los idiomas artificiales o conlangs (por sus siglas en inglés constructed languages) que en 2007 se creó la Sociedad para la creación de idiomas, una organización sin ánimo de lucro formada con el propósito de promover e informar al público en general acerca de los idiomas construidos y su comunidad. La LCS también actúa como un intermediario para las personas que buscan este tipo de idiomas artificiales para usarlos en sus trabajos de ficción (como novelas o películas, entre otros) y los conlangers que buscan trabajar profesionalmente.
Y de la LCS fue donde salió el culpable de que cientos de recién nacidas en el mundo se llamen Khaleesi.
El lingüista David J. Peterson, creador del Dothraki en Juego de Tronos ha inventado 3.000 términos y todo un sistema comunicativo para hacer más creíbles en televisión a los personajes de la saga. En este vídeo se pueden encontrar más explicaciones de cómo se creó el Dothraki en una conferencia TED impartida por el propio Peterson.