Vivimos tiempos claustrofóbicos.
Los días laborables y los fines de semana se desdibujan en una masa uniforme y poco alentadora según pasa este marzo gris. La tele escupe ciclos de noticias catastróficas sin descanso. Las preocupaciones del día a día te pesan en la nuca, y aunque sabes que lo necesitas, no recuerdas cómo hacías para desconectar. Estás hasta las narices de tu encierro, ¿verdad? Nosotros también.
Pero esto también pasará.
Sabemos que el confinamiento puede ser duro. Por eso hemos decidido preparar esta lista con consejos, para que te sea más sencillo liberar la mente, relajar el cuerpo y respirar con tranquilidad.
¡A lo mejor hasta nos reímos un poco! ¿Nos acompañas?
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No intentes ser demasiado productivo
El otro día leí este comentario en Twitter: “Shakespeare escribió Rey Lear durante la peste”. Cada día entramos a Instagram para ver a un montón de personas que, ni cortas ni perezosas, se han creado su gimnasio personal en casa, han enseñado matemáticas a su mascota o han aprendido a cocinar platos que serían la envidia del mismo Arguiñano.
Esta presión puede resultar agobiante. En un periodo en el que deberíamos relajarnos, el bombardeo continuo de las redes sociales (y toda la gente increíble que pulula por ellas) puede dañarnos la autoestima. Y claro, ahí viene el sentimiento de culpabilidad, como si no tuvieras suficiente. Pues no. No es tu culpa si no tienes ganas. A decir verdad, la mayoría tampoco las tenemos. Es lo normal. Aprovechar la cuarentena para mejorar tu vida está genial, pero mantener tu estabilidad emocional es mucho más importante.
Recuerda: Tú no eres Shakespeare ni falta que te hace. Además, ¿sabes qué? Shakespeare también escribió Otelo, Romeo y Julieta, Hamlet y unas cuantas obras maestras más… cuando ya no había peste de la que preocuparse. A lo mejor su ritmo creativo no tenía nada que ver con la pandemia.
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Habla con los demás… pero de cualquier otra cosa
La compañía de amigos y familiares es un recurso limitado y precioso estos días. En estas circunstancias, las personas que vivan solas pueden sentirse aisladas. No es agradable estar solo con la paranoia. Por suerte, nos encontramos en una época en la que es más fácil que nunca hablar con los demás.
Pero esta ventaja se puede transformar en hastío si nos volvemos monotemáticos. Que si conspiraciones, que si crisis, que si el gobierno tal y cual… ¡Ya basta! Tenemos que hablar de otra cosa. Y sí, lo entiendo, ¿de qué si no, si parece que el mundo gira entorno al dichoso virus? Da lo mismo, con tal de que nos sirva para desconectar un poco. ¡Venga! Es el momento de desempolvar tus teorías sobre el final de Perdidos y compartirlas con el mundo. Te escuchamos.
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Un soplo de aire fresco a tu mirada
Si eres uno de los afortunados que pueden sacar a su perro a pasear, que cuenta con un patio en el estirar las piernas o un balcón donde aplaudir a la calle, puede que lo tengas más fácil. Los demás corremos el riesgo de transformarnos en vampiros, no por el mordisco de un adolescente inmortal y algo tristón, sino por la falta de sol.
¿Y sabes quién corre más peligro? Tus ojos.
Piénsalo. Vivimos rodeados de pantallas. Del portátil desde donde teletrabajamos al móvil para contestar mensajes, y de ahí al sofá a ver Élite en Netflix. ¿Cómo dices? ¿Qué esa es tu día a día de normal? Ahora que lo pienso… también es el mío (excepto porque yo soy más de Rebelde).
Si este es tu caso, siempre que puedas, intenta seguir la Regla de los 20: Cada 20 minutos, mira 20 segundos a un punto a 20 metros. Esto te ayudará a descansar la vista. Ahora asómate a la ventana y dime, ¿cuántas puntas tiene la antena del vecino?
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Mueve el esqueleto
Y ya que hablamos de salud, ¿qué tal un poco de ejercicio? Sí, ya sé que antes te he dicho que no intentes copiar los entrenamientos que ves en Instagram, pero lo cierto es que unos pocos estiramientos no están de más. Intenta centrarte en las zonas que sufren más durante el confinamiento: Tus manos, tu cuello y tu espalda podrían sufrir y agarrotarse si no los mueves con frecuencia.
Te voy a contar un secreto sin que nadie nos oiga: Tú lo que necesitas es bailar. ¡Sí, como lo lees! Ponte los cascos, pon esa playlist hortera que hiciste en secreto y muévete hasta que Mónica Naranjo se quede sin voz. Y si alguien te pilla en el acto… ¡pues que se una también!
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Mantén una rutina
Hay ciertos rituales en nuestro día a día que nos ayudan a mantener la salud física y mental. Seguro que ya lo has escuchado varias veces, pero ya solo el hecho de quitarte el pijama y ponerte unos pantalones puede suponer una enorme diferencia.
Intenta levantarte y acostarte a las mismas horas que antes. Dedícate tiempo a ti y a los tuyos. Trabaja cuando te toca y asegúrate de descansar de vez en cuando, igual que has hecho toda la vida. De este modo, facilitarás la adaptación del cuerpo y la mente, y pronto, cuando acabe esto, podrás salir de nuevo a la calle con una sonrisa de oreja a oreja. Pronto, todo esto será un recuerdo.
Estos son los consejos que esperamos puedan ayudarte a superar este bache. Si se te ocurre alguno más, déjalo en los comentarios.
¡Mucho ánimo! Recuerda que estamos aquí para ayudarte. Estamos juntos en esto.