Otro febrero solitario y frío.
Las parejitas felices pasean de la mano bajo tu ventana. Tu gato maúlla, se estira y te juzga con la mirada.
Se te acaba el catálogo de Netflix, los bombones y la paciencia. Soplan vientos del 14. Toca enamorarse de nuevo.
¿Pero de quién? ¿Quién puede estar a la altura de una persona tan válida y maravillosa como tú? No quieres repetir los errores del pasado. No quieres conformarte con cualquiera. Es hora de buscar algo nuevo. Algo que todavía no te has planteado.
Quizá… ¿un traductor/a?
¿Y por qué no? Aquí tienes una serie de razones por las que un traductor podría ser la persona que hable el lenguaje de tu corazón. ¡Ya no hay excusa para no comerse un rosco!
1. Deja que te cuente
Ya sea de libros de aventuras adolescentes en ruso, contratos de trabajo en portugués y manuales de lavadoras en polaco, tu proto-pareja siempre te sorprenderá con algún dato interesante sobre su último trabajito. Imagínate: Una cenita con velas, un buen vino y un montón de datos sobre informes financieros respecto a la subida de la bolsa en China. Suena bien, ¿verdad?
Fuera de bromas, los traductores nos encontramos con frecuencia en el ojo del huracán. Incluso cuando nuestro trabajo no está directamente relacionado con un tema de actualidad, la investigación necesaria para llevarla a cabo nos empuja a llegar un poco más allá. Somos personas curiosas por naturaleza y siempre tenemos algo que decir. ¿Y tú? ¿Tienes curiosidad?
2. Llegar más lejos que nunca
Nadie dice que debas usar a tu pareja de diccionario con patas, pero… Lo cierto es que el conocimiento de idiomas y la proyección internacional hace que viajar con un traductor sea una auténtica delicia. Eso por no hablar de nuestro interés innato por las culturas extranjeras (y la propia). Prepárate para la colección de curiosidades sobre el lugar al que vamos que sin duda nos habremos estudiado y preparado antes de embarcar. Todo para sorprenderte a ti. Vamos, que son todo ventajas, sobre todo si te invita al viaje.
3. El software del corazón
Es muy probable que tu nuevo ligue sea toda un hacha de las máquinas. Al fin y al cabo, nuestra vida se resume en pegarnos con formatos, programas, memorias, motores de traducción y correos electrónicos hasta que se deciden a hacernos caso. Estamos curados de espanto en la guerra contra las máquinas. ¿Qué tu portátil no tiene internet? A ver, deja que le eche un vistazo. ¿Has probado a encender y apagar?
4. Bueno, bonito… y barato
Lo cierto es que es muy fácil hacer feliz a un traductor. Con muy poquito nos conformamos, de verdad. Un buen libro, un café calentito por la mañana, un documento editable, unas palabras amables por parte del cliente, una tarifa por palabra digna parque sirva para cubrir nuestro… ¡eh! ¿Dónde vas? ¡Eh, vuelve!
5. Para toda la familia
Mira, tu primo es un pesao. Eso lo sabemos todos. ¿Pero sabes quién le puede aguantar con una sonrisa? Así es, tu traductor favorito. Estamos muy acostumbrados a tratar con clientes difíciles, con gente que nos trata como diccionarios humanos y con comentarios del tipo de “yo con el traductor de gugle me valgo”. Soportar a tu primo en las comidas familiares estará chupado. Seguro que tu abuela acaba enamorada de nosotros.
Estas son solo 5 razones muy generales que demuestran que somos un partidazo, pero seguro que hay muchas más, las que te toca descubrir a ti. Así que… ¡sal ahí fuera y encuentra el amor! O mejor, NO salgas fuera, que los traductores somos más de interiores.
Desde traducciones Tridiom, te deseamos un feliz 14 de febrero, y un 15, y un 16…