Tribuna del becario (I)

7 Noviembre 2014 Actividades académicas Tridiom

En TRIDIOM estamos muy satisfechos de poder contar de manera habitual con becarios de diferentes nacionalidades e instituciones académicas. Nos ayudan en nuestro trabajo diario y, al mismo tiempo, procuramos corresponder su trabajo compartiendo con ellos nuestra experiencia e intentando aportarles nuevos conocimientos. Como forman parte de nuestro día a día en la oficina, queremos que ellos también sean colaboradores de nuestro blog de traducción. Hoy empezamos con el post de Andrea, alumna de la Universidad Pontificia de Comillas.

 

Las prácticas en una agencia de traducción: el complemento perfecto para acabar el grado en Traducción e Interpretación

Antes de llegar a TRIDIOM mi experiencia traduciendo se limitaba a los «encargos» de clase: textos de temática variada, sin un fin concreto –más allá que el de ser puntuados con una nota-, y a los que se podían dedicar la cantidad de horas que hicieran falta.

Al llegar a la Agencia, descubrí la realidad de una parte del mundo laboral de la traducción. Encargos con una fecha límite, que necesitan toda tu atención y precisión porque hay un cliente que espera que el trabajo esté bien hecho, y cuyo formato suele tener que estar impecable. En definitiva, textos reales, de clientes reales, que implican una RESPONSABILIDAD real.

Al ponerme a trabajar con los primeros textos que se me propusieron –expedientes académicos- sentí algo parecido al miedo. Nunca había traducido un expediente académico y jamás me había enfrentado a los problemas de formato y fidelidad de las traducciones juradas. Comprobaba la traducción de cada asignatura y de cada puntuación del expediente una y otra vez, con el miedo de haberme equivocado y de causar, no sólo una decepción en la agencia, sino un problema grave con el cliente. Todavía recuerdo el primer encargo de traducción de un expediente académico de alemán a español… ¡Creo que sentí pánico!

 Sin embargo, tras una semana y media y la ayuda de los compañeros de la agencia, noté que había ganado muchísima seguridad en mi forma de traducir. Ahora ya manejaba el vocabulario y el formato de expedientes académicos, certificados de nacimiento, traducciones económicas… Traducía de forma más rápida, sin tener que tirar tanto de linguee y sucedáneos, y, además de todo, disfrutaba. Empecé a tomarme las traducciones de alemán como retos apetecibles, que, aunque muchas veces tediosos y largos, al estar finalizados suponían una enorme satisfacción.

 Y de repente, un día en casa, haciendo las traducciones para clase, me di cuenta que las traducciones que antes tardaba una hora en hacer, ahora las hacía en 40 minutos. Además, los textos que había traducido en la agencia empezaban a ser muy similares a los textos de las asignaturas de Traducción Jurídica Inglés-Español y Traducción Jurídica Alemán-Español. El nivel de dificultad de ambas asignaturas, gracias a las prácticas, había disminuido muchísimo. El resultado de mis traducciones era mejor, ya que me había enfrentado a algunos de esos tipos de terminología antes, conocía ya las cuestiones de la fidelidad del formato de las traducciones juradas (sellos, firmas, emblemas), y conocía lo que era una Apostilla y como debía traducirse. Las prácticas en la Agencia estaban siendo el complemento perfecto a mi formación académica. Asimismo, muchas cosas de las que me explicaban en clase me servían en la Agencia: búsqueda de terminología, glosarios, explicaciones de conceptos jurídicos…

Por todo esto, no me imagino qué hubiese sido de mí como traductora si al llegar al mundo laboral –el próximo año- no hubiese tenido ningún tipo de contacto con la realidad del trabajo en traducción. El proceso de adaptación hubiese sido mucho más largo y mi eficiencia más baja. Antes, veía la traducción jurada y jurídica bastante alejada de mis preferencias laborales; ahora no descarto para nada plantearme una oposición para obtener el sello y dedicarme, unos años, a la práctica de la traducción. Por ello, recomiendo a todos los estudiantes de traducción que se vean muy «verdes» en la «traducción real», que, si tienen la oportunidad, realicen unas prácticas en una agencia de traducción.

Andrea.